
El bar Urbano, en Departamental con General Velásquez, fue el primer local que hizo fiestas de día para menores de edad, a punta de bebidas energéticas y reggaetón, en enero de 2006. El éxito fue inmediato: miles de adolescentes que pasaban el verano pegados a la tele y el computador porque no salen a veranear o lo hacen por pocos días al litoral central, encontraron otra forma de matar el tiempo y conocer gente. La discoteque Lola Lola, en La Florida, imitó el horario ese mismo verano e incluyó chorros de agua y espuma para capear el calor. “Se llenó de inmediato. Cuando las mamás venían a dejar a sus hijas me decían: ‘Oiga, qué buena idea, así mi hija se despega un poco del computador’”, cuenta Hernán Nahuel, dueño de Lola Lola. Así, el carrete pokemón comenzó a expandirse por las comunas del C3 y, en junio del año pasado, varias discoteques abrían sus puertas los fines de semana en la tarde. Eso sí, el fenómeno no pegó en el barrio alto. “Es que a los cuicos no les gusta el reggaetón. Lo encuentran flaite. Para ellos, nosotros también somos flaites”, explica Jennifer Romero (18), del team RealCrown, encargado de promocionar las fiestas pokemonas en la discoteque Rapa Nui. Básicamente, el fenómeno pokemón se da en la gran clase media santiaguina, en chicos de San Miguel, La Cisterna, Maipú, La Florida, Puente Alto y Santiago Centro. Dentro de ese segmento es una de las tribus urbanas más grandes que existen. Por eso les dicen pokemones: por los monos animados japoneses, y de pelos parados que se promocionaban como una invasión. Son chicos que van a liceos con letra y número o semisubvencionados y casi todos detestan el colegio. Ese odio los hizo salir a las calles el año pasado a reclamar por su derecho a una educación de calidad. Consumen harta televisión y pasan horas conectados a internet chateando, traspasando sus fotos digitales al computador y subiéndolas a sus fotologs. Las cifras son elocuentes: según fotolog.com, Chile es el país que tiene mayor cantidad de fotologs en el mundo. En total, nuestro país concentra el 14% de los fotologs.com del mapa y los principales usuarios son adolescentes, como los pokemones. “Estos chicos son parte de los nuevos grupos que nacen relacionados a los medios y a la tecnología. Sus referentes son Mekano, Rojo y los realities. Pasan mucho tiempo solos porque los papás trabajan, no suele haber una nana en la casa y tienen menos recursos para consumir entretención: no van a conciertos, porque las entradas cuestan de $ 15.000 hacia arriba, ni alcanzar a juntar de sus mesadas para irse de viaje con amigos. En la adolescencia, se necesitan grupos de pertenencia. En niveles más altos, perteneces a un colegio o entrenas un deporte. En cambio, en niveles socioeconómicos más bajos, los adolescentes son más permeables a las modas que ven a través de los medios”, explica María de los Ángeles Álvarez, psicóloga de Lado Humano, una empresa dedicada al estudio de personas para comunicación estratégica.Por eso, los pokemones se producen con ese look que es un cruce de Mekano con MTV. No sólo hay que ser, también hay que parecer un pokemón como Dios manda. Las chicas se cortan el pelo entre amigas o piden escalonados extremos en las peluquerías del mall Florida Center o Arauco Maipú. Se compran pantalones y faldas en grandes tiendas y para lo demás prefieren Patronato. “Patronato la lleva todo el rato. Por algo de ahí sacan la ropa para el personaje de la Titi Larraín, de Casado con hijos. Y en la feria artesanal del paradero 14 de Vicuña Mackenna todo el mundo se hace los piercings en la lengua, las cejas, la nariz o los labios”, explica Bárbara Vargas, compañera de team de Jennifer. Bárbara tiene uno en la lengua del que sus padres no están enterados. “Ya nadie pide permiso para hacerse un piercing. Vas y te lo haces”, dice ella.Los hombres son más marqueros. Compran zapatillas tipo skater marca Adio, Independent o Circa, y poleras con frases como Cien por ciento wuashón o tipo basquetbolista en el Eurocentro de calle Ahumada. Cuestan entre 10 mil y 25 mil pesos. Otros juntan más plata para comprar en la tienda-sueño de todo pokemón: Rip Curl, para el surfer, skater y rapero de estos tiempos, en el Parque Arauco, cuyos precios llegan hasta los 40 mil. “Es increíble cómo se arreglan. Se planchan el choco antes de salir de la casa con el alisador de la mamá o de la polola. Algunas niñas van con la plancha a la fiesta. Yo he visto filas de niños en el baño de hombres para que una mina les planche el pelo”, cuenta Josefina Aguilera (16), conocida como Pompom en el ambiente de fotologs pokemones, con la boca bien pintada de rojo y las mejillas coloreadas
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